Capítulo 5: (I)(II)(III)(IV)(V)(VI)(VII)(VIII)(IX)(X)
Los ojos del alto señor élfico, negros como ala de cuervo, se clavaron en él con tanta intensidad que Perceval se sintió, quizá por primera vez en su vida, amilanado. Con todo, sacó fuerzas de flaqueza y le devolvió la mirada con un deje orgulloso, provocando que Calau’dar’Onieril lanzara una carcajada, una risa que resonó en la vasta estancia como un tumultuoso torrente deslizándose colina abajo. Con movimientos pausados y teatrales, calculando cada uno de ellos, el elfo hizo revolotear las amplias mangas de su túnica al levantarse del trono, una túnica que, bajo la extraña luz, parecía teñida con sangre coagulada, en contraste pavoroso con la belleza del elfo, distante e inalcanzable. Su largo pelo moreno recogido en trenzas cimbreaba conforme avanzaba hacia el caballero, coronado por una diadema de esmeraldas y zafiros engastados en oro, enmarcando un rostro ovalado, andrógino, de nariz recta y labios finos, crueles, que se abrieron apenas para, con voz angelical, decir:
–Sois un espléndido ejemplar. –Perceval, de natural comedido y poco dado a las muestras de afecto físico, sintió repulsa al notar los dedos del elfo pasando por su mejilla con lascivia–. Mucho más hermoso que vuestro compañero sin nombre.
Sujeto como estaba por ambos brazos, poco podía hacer para desafiarle, pero se las arregló para forcejear y apartar la cabeza. El elfo se quedó con el dedo índice tocando el aire entre ellos, con gesto confuso: muy pocos osaban despreciarle y, poseído por una furia rabiosa, le abofeteó con fuerza en la cara.
–Sois unas criaturas toscas y maleducadas. –Sin una palabra más, se giró y caminó a grandes trancos hasta el trono, donde tomó asiento de nuevo–. ¡Incorporadle! –ordenó, y los guardias lo hicieron ponerse de pie. Lairenia se colocó junto a él y besó la frente del señor de los elfos, comenzando a pronunciar unas palabras en lengua extraña que poseían una cadencia hermosa y, a la vez, terrible.
A Perceval le pareció que las entrañas se le desgarraban y gritó, provocando una nueva carcajada de Calau’dar’Onieril. Cerró los ojos, los apretó con fuerza para evitar dar el gusto a sus captores de verle llorar y, cuando tras unos instantes que le parecieron una eternidad, cuando la voz de Lairenia dejó de sonar, el caballero se atrevió a echar un vistazo.
Y prefirió no hacerlo, pues frente a él se encontraba una figura humana, desnuda y fornida, que era su vivo reflejo y lo miraba con una sonrisa aviesa.
Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!
Mis preguntas han sido respondidas con una sonrisa aviesa.
¡Rápido! Dad vuelta la página. ¡DAD VUELTA LA PÁGINA!
¡Premio para el caballero!
Ahora, a hacerle la chasta a Elin 😀
Ahí dice «premio»… ¿entonces?
Sí, pero date cuenta que es más bien un premio de los de Stan Lee: ¡Un no-premio! 😀 😀 😀
Se no-emociona y se no-levanta para no-recibir su no-premio.
-Quiero no-agradecer a mis…
[Horas después]
… y por eso, no-gracias a todos.
😀 😀 😀 😀 😀 😀
Te has ganado una no-dedicatoria…
T-T… seguiré no-emocionandome hasta las no-lagrimas.
Esta conversación se ha vuelto muy Prattchiana.
¡Qué mejor forma de recordarlo, ahora que hace poco más de un año que se nos fue!
Demasiado para algunos 🙁
¿Quien será la figura? Mmm…El elfo me atrae, a ver por donde me sales, Jajajaja
¡Pero si el elfo es un pedazo de malote! ¡Ten cuidado con él, que tiene más peligro que McGiver con una caja de cerillas!
Esa figura es un «doppelgänger». Venga, a buscar palabrejas en google 😉
Jajajajajajaja, jooo, me gustan los elfos.
Reto personal: voy a conseguir que, por lo menos a estos, los odies. A ver si lo logro 😉
Qué malo eres, ajajaja
¿Yoooo? No, no. Debes estar confundiéndote con alguno de los elfos chungos que pululan por ese castillo…
Que no María, que es un mal bicho, no te arriesgues. Como todos los elfos de esa época no hay que dejarlo salir a la superficie o tendremos otra guerra contra ellos. Al hoyo con él Milord! Un abrazo
Que me encantan los elfos. El mundo elfico es muy bonito, yo soy elfica.
No se poner fotos :((((
Pues eso. Lo que le decía a Carlos. Ni aunque los haga desagradables, malísimos, asquerosos y desgraciados voy a conseguir hacer que los odies 😉
Me parece a mí que no te va a hacer ni caso… ¡Le gustan demasiado los elfos! 😀 😀 😀
Pues ya me veo haciendo guardia con el látigo neurónico por si aparece alguno con ganas de embaucar. Explicarlo tú a ver si te hace caso? Un abrazo.
Entre tú y yo, a ver si podemos convencerla 😉
No sabes pones fotos en los comentarios María? si son tuyas creo que necesitas una cuenta en photobucket o un portal parecido y sí son de la red creo que vale con el código de inserción.
Yo me callo, que tampoco sé hacerlo 😀
Ay, madre mía! Perceval se nos va y su espíritu ha salido de su cuerpo?! No nos puedes dejar así!! Mala persona eres 😝
No, no va exactamente por ahí la cosa 🙂
En el siguiente capítulo, se aclara todo. Aunque los más frikis creo que ya saben qué pasa…
Ah!!! Ya sé a qué te refieres!!! Creo… Acabo de buscar la palabreja esa y, sin ánimo de hacer de spoiler, quizás te refieras a un personaje al puro estilo Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Voy mejor encaminada ahora?!
😀😀
Más o menos, más o menos… 😉